Indienauta: Klaus&Kinski, [2], Barcelona (10-03-2012)
Allá por octubre de 2010, nada más mudarme a Barcelona, hice una crónica para Indienauta de un concierto de Klaus & Kinski en la [2] de Apolo en el que me sorprendía del escaso público que acudió entonces y de lo echada para alante que era la banda. La situación en marzo de 2012 era bien diferente: la misma sala, nuevo disco… y muchas más entradas vendidas. La propia Marina confirmó que nunca había visto tanta gente en las cuatro veces que habían actuado en la sala.
Y, como ya avanzamos en la entrevista que tuvimos con ellos, esta vez venían dentro del proyectoGirando Por Salas a presentar el fantástico «Herreros y Fatigas» (Jabalina, 2012), su flamante nueva entrega, que los coloca en la primera división del indie nacional de una vez por todas. Como era de esperar, la banda se centró en este trabajo, pero se acordó de los fans de siempre con algunas concesiones a hits del pasado, como la inicial «Crucifixión, la solución», que sirvió de aperitivo mostrando a unos Klaus & Kinski totalmente adaptados al formato quinteto. El sonido era perfecto, apabullante, y en las partes más electrónicas no fallaron, convirtiendo «El día de los embalsamados» y «La duda ofende» en pelotazos que pusieron a bailar al respetable, que entre canción y canción azuzaba aMarina para que se contara algo, y así fue. La cantante, muy segura ya sobre el escenario, nos habló en diferentes momentos de la noche de lo guay que es ser murciano, hizo un par de chascarrillos (con la participación de Alejandro, poco dado a hablar en los conciertos) sobre la creciente tensión social que vivimos, y que acabó con un irónico «¡Sí a la violencia! ¡Muerte a la vida!» que encandiló a la audiencia, o de sus problemas con las libretas donde lleva apuntadas las letras.
«Soneto» en directo es más épica si cabe, con el muro de sonido creciendo poco a poco, aunque el momento central de la noche estuvo en «Ojo por diente», el single de presentación, que el público se sabía al dedillo y cuyo verso «aunque trabajases en una discoteca me daría igual» se confirmó como el favorito de todo el disco, con todos desgañitándonos al unísono, y que tiene toda la pinta de convertirse en un clásico moderno. Debe ser un gustazo que, apenas un mes después de la salida del disco, la gente coree con tanta pasión tus temas. Continuaron con la maravillosa «Brilla como una estrella», que si ya tenía un teclado bastante retro en su versión original, con el nuevo acento electrónico y los arreglos de cuerda (el violín se oyó especialmente nítido durante todo el concierto) fue una auténtica fiesta, seguida de «La pensión», otro de los nuevos temas que crece y crece.
Los que hemos visto varias veces a Klaus & Kinski en directo sabemos que siempre dejan una parte del show para lo acústico, uno de sus puntos fuertes. Esta vez «Mengele y el amor» sonó mejor que nunca, más solemne, a pesar de algún problemilla inicial con la guitarra. Y, otra vez, la audiencia entregándose con el bolero indie. A pesar de que el público lo pidió incesantemente, «Carne de Bakunin»no cayó, pero en su lugar pudimos escuchar la protestona «Mamá no quiero ir al colegio», que se recibió con alegría. Antes del bis (que Marina anunció diciendo «hacemos que nos vamos, pero luego volvemos») finiquitaron con «Rocanrolear«, que pocos nos esperábamos y que dio mucho subidón.
El bis fue también una sorpresa: «Buceador«, el tema que cierra «Herreros y Fatigas», no parecía tener demasiadas papeletas para el directo, pero sonó
perfecta, ambiental, quizá algo más acelerada que en el disco. Y terminaron con dos de los pilares de«Tu hoguera está ardiendo» (Jabalina, 2008), «Nunca estás a la altura» y «Flashback al revés«.
Una gran sensación posterior la de volver a ver a Klaus & Kinski y certificar su inquietud y su continuo avance en pos de sonar perfectos. Y, cuando el
público acompaña, todo suena como tiene que sonar, y la banda parece que sale satisfecha… ¿qué más podemos pedir?